Como me dijo mi psicóloga

Ir a Terapia no es para cualquiera.   A terapia solo van los valientes.   Los que quieren mejorar.   Los que quieren avanzar.   Los que quieren cambiar y romper patrones tóxicos.   Sanar viejas heridas.   Los que se atreven a mirar la mierda de dentro y a sacarla para limpiar.   Para los que abren el armario y tiran la ropa vieja, sucia y que huele a rancio.   Yo voy a ser valiente por ellos.   No fue fácil. Dolió mucho. Y no cualquiera coge ese dolor y lo acepta, lo abraza y lo transforma.   Se merecen a una madre sana, estable, que no los traumatice y los haga ir a terapia de adultos.   El camino es largo, pero vamos pasito a pasito.   Ahora que me doy cuenta de los traumas ajenos, porque ya me conozco a mí misma y se lo que no tolero. Siento pena por ellos, y por sus hijos.   Sobre todo, por sus hijos.   Porqué el que tiene un trauma y no acude a terapia, su hijo lo hará en el futuro.   Y si no va a terapia o repite patrón o se vuelve drogodependiente.   Tener hijos para darles un

Crianza Respetuosa. Sin gritos. Por Mamá Canguro en Blog Colaborador- #BloggerInvitado


Hoy vuelve la Sección blog Colaborador. Y me gustaría presentarte si no la conoces ya, a Almu, del blog Mamá Canguro.





Ella quiere hablarnos sobre la importancia de una crianza respetuosa, sin gritos.




A los niños no hay que gritarles, eso está clarísimo. Pero ¿quién no ha perdido los nervios alguna vez? Yo lo he hecho, y luego me ha invadido un sentimiento de culpa horrible.




¿Y qué podemos hacer para no perder los nervios? Te dejo con Almu para que te cuente las consecuencias de gritarle a los niños y algunos consejitos. Espero que te guste!









Primero de todo, me gustaría darle las gracias a Mamá Adanyl por dejarme colaborar en su blog. Es todo un honor poder aportar mi granito de arena en este espacio, y ¡no sabéis la ilusión que me ha hecho escribir este artículo!




Me llamo Almu, soy una alicantina de 30 años, mamá primeriza de un bebé de 14 meses, apasionada por la decoración, la organización de fiestas, y además me encanta crear cosas bonitas. Apoyo totalmente la crianza respetuosa y los derechos de los niños. Si queréis saber más de mí y conocerme un poquito mejor, podréis encontrarme en Mamá Canguro Blog (soymamakangaroo.blogspot.com).





Y hoy hago mi primera colaboración en este maravilloso blog. Mi artículo trata sobre la Crianza respetuosa "SIN GRITOS".
Espero que os quedéis a leerlo y os ayude a entender mejor en qué consiste este tipo de crianza y en que otra forma de criar es posible. Mil gracias y espero que os guste.




He de admitir que sí, alguna que otra vez he gritado a mi hijo. Y cuando lo he hecho, inmediatamente después, se me ha hecho un nudo en el estómago y me he sentido una persona horrible.





A veces el estrés, las prisas, o la falta de ayuda que tengo en mi día a día, más un bebé que se aferra a mis piernas, chilla y llora mientras preparo la comida porque su padre está a punto de llegar del trabajo, me hacen perder los nervios.




Un bebé que hace tres meses aprendió a andar y a abrir cajones y armarios él solito, y que va arrasando y sacando todo lo que encuentra a su paso.




Un bebé que mete las manos y los pies en el cuenco del agua de la perrita y deja el suelo de la cocina perdido.




Un bebé al que le gusta coger el papel higiénico y destrozarlo en mil pedazos e incluso meterlos en el cuenco del agua de la perrita.




Un bebé que es simplemente eso, un bebé. Una pequeña personita que no hace las cosas con ninguna maldad, que simplemente le gusta explorar y divertirse.




Y por eso, ahora, cuando la situación me desborda, me paro un minuto y respiro, y veo que seguro que lo que ese bebé está haciendo es sin maldad, es mi bebé, mi pequeño. Un ser indefenso cuyas únicas figuras de apego somos su padre y yo.




¿De verdad mi bebé se merece que le griten? ¿Un bebé de tan sólo 14 meses? ¿Por llorar desconsolado mientras se aferra a mis piernas? ¿Por no poder cogerle en brazos? ¿Por sacar todas mis cremas del armario del baño, y luego no recogerlas? ¿Por derramar el agua de la perrita?
NO.
¿Y si tuviera 6 años, o cualquier otra edad?
TAMPOCO.





Si le chillo le transmito odio, rencor, enfado y hasta egoísmo.




  • ODIO: ¿De verdad se le chilla a las personas que quieres? No. Aquel dicho popular que decía " quien bien te quiere te hará sufrir" es, para mí, FALSO. Quien bien te quiere, te amará y no te hará sufrir. Si le chillo a mi bebé le transmito enfado y odio, porque yo únicamente chillaría a las personas a las que no quiero (y creo que ni a esas personas tampoco).
  • RENCOR: Al chillarle le estoy diciendo al bebé que él tiene la culpa de mi enfado, cuando quizás lo único que él quería, era un abrazo o un cambio de pañal.
  • EGOÍSMO: Ya os lo he dicho antes, pero me voy a repetir, los bebés y los niños, no son adultos. Por tanto no piensan ni actúan como nosotros. Necesitan explorar y aprender a base de experiencias, necesitan divertirse mucho, así que no podemos pretender que estén sentados en una silla sin hablar mientras nosotros estamos en la cafetería con unos amigos.




Tampoco podemos negarles un beso o un abrazo si nos lo están pidiendo, o simplemente que les prestemos atención cuando la necesitan.




Odio eso que me decían "cuando los mayores hablan, los pequeños se callan", o eso de "mientras los mayores están hablando, los niños tienen que estar callados" (que vienen a significar lo mismo).




Esto es una auténtica falta de respeto.





Ellos, los niños, son personas como vosotros y como yo, y creo que a ninguno de nosotros nos gustaría que nos prohibiesen la palabra, ¿cierto?




Así que con todo esto, no podemos pretender que el niño obedezca nuestras órdenes más absurdas como si fuesen robots, y mucho menos chillarles por que las desobedecen, ya que eso es poner en manifiesto nuestro egoísmo.




Pero claro, es muy fácil hablar desde la teoría, y difícil llevarlo a la práctica.





  • Pues para que veáis que los gritos a la larga no suelen servir para nada bueno, sino todo lo contrario, os enumero las razones por las que gritar no funciona:




- Responderán con frustración y enfado ante los gritos.




- Se agravará las rabietas, prolongando los sollozos y quejidos.




- Aprenderán que las personas que más le quieren en el mundo, y a las que ellos más quieren, les tratan como escoria. Y puede que en el futuro ellos/ellas traten de la misma forma a sus seres más queridos.




- Bajará la autoestima del niño aprendiendo poco a poco que todo lo que hace, lo hace mal.




- Pueden generar un estado de ansiedad y estrés en el niño a la larga.




- Le inculcaremos al niño agresividad, y otros aspectos negativos.




- El niño se acostumbra a los gritos al final, y acaba por no escuchar a nadie.




Qué podemos hacer para evitar los gritos:





- Siempre cuando sintamos la necesidad de gritar, miremos hacia otro lado, respiremos y pensemos en que ese al que íbamos a gritar, es lo que más queremos en el mundo, por el que daríamos todo lo que tenemos, y que lo que haya hecho, no lo ha hecho desde la maldad, y seguro que nos es tan grave como para gritarle.




- Ante una situación que nos supere, en la que el niño ha hecho algo mal, o en la que vemos que puede hacerse daño, cogeremos al niño y nos sentaremos con él explicándole serenamente que las cosas que ha hecho o que iba a hacer, podrían haber sido de otra manera. Le pediremos que, junto a nuestra ayuda, solucionaremos el estropicio, si es que lo hay.




- Dar un abrazo al final junto con nuestra recomendación de lo que preferiríamos que el niño hiciese la próxima vez, suele ser más efectivo. Por ejemplo: " me gustaría que en vez de sacar mis botes de crema, me ayudases a guardar tus juguetes. ¿Te apetece? ¡Pues vamos a hacerlo juntos!".




Para poner esto en práctica, primero de todo necesitaremos mucho esfuerzo y constancia por nuestra parte.





Y ahora me gustaría saber que opináis vosotros: ¿Qué pensáis de una crianza sin gritos? ¿Estáis de acuerdo con mis consejos? ¿Añadiríais alguno más?




Gracias por leerme y os espero. ¡Un gran abrazo!"









Gracias Almu, por tu aportación, me encanta!




Yo me siento completamente identificada. Cuando Alex llora, porque quiere brazos y yo estoy haciendo la comida, o cuando quiere ver a papá y él está trabajando, cuando se "encapricha" por algo que no puede tener, cuando la lía parda tirando por toda la casa juguetes, o mis cosillas.




Algunas veces pierdo los nervios, otras respiro hondo, cuento hasta.... no sé, cuento hasta sentir que me calmo. Y entonces le pido que recoja lo que ha tirado. Pero todos sabemos cómo son los niños, y hacen caso si les apetece. Cuando hace caso me gustaría comérmelo, y cuando no intento aguantar el enfado o no reírme por esa cara de ceño fruncido que me pone. Porque esa es otra, cuando intentas regañarle y te cuesta aguantar la risa de lo adorable que es!




¿Te ha pasado?





Hace poco, gracias a unos YouTube que sigo (Olga y Antuan) estoy llevando acabo un truquito para esos momentos de rabietas. Muy simple.




Abraza a tu hijo. Hasta que se calme, y después habla con él/ella. A mí me está yendo bien, no es infalible, ya que algunas rabietas son apoteósicas. Pero yo lo intento.




¿Qué opinas tú de este tema? Ya sabes, cuéntanoslo en comentarios! Hasta el siguiente post de esta sección, que cada vez me gusta más! :P




¡¡Un besazo!!

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