Como me dijo mi psicóloga

Ir a Terapia no es para cualquiera.   A terapia solo van los valientes.   Los que quieren mejorar.   Los que quieren avanzar.   Los que quieren cambiar y romper patrones tóxicos.   Sanar viejas heridas.   Los que se atreven a mirar la mierda de dentro y a sacarla para limpiar.   Para los que abren el armario y tiran la ropa vieja, sucia y que huele a rancio.   Yo voy a ser valiente por ellos.   No fue fácil. Dolió mucho. Y no cualquiera coge ese dolor y lo acepta, lo abraza y lo transforma.   Se merecen a una madre sana, estable, que no los traumatice y los haga ir a terapia de adultos.   El camino es largo, pero vamos pasito a pasito.   Ahora que me doy cuenta de los traumas ajenos, porque ya me conozco a mí misma y se lo que no tolero. Siento pena por ellos, y por sus hijos.   Sobre todo, por sus hijos.   Porqué el que tiene un trauma y no acude a terapia, su hijo lo hará en el futuro.   Y si no va a terapia o repite patrón o se vuelve drogodependiente.   Tener hijos para darles un

Nunca Olvidaré: Recuerdos


¿Sabes la de cosas que han pasado desde que nació mi pequeño?


Cuando dicen, que en el parto conoces al amor de tu vida. ¡Qué cierto es! Y quiero muchísimo a mi marido, pero este amor no se puede comparar a nada.

Cuando dicen que esa primera vez, en que lo ves. Ese primer encuentro, ese primer cruce de miradas, que nunca se olvida. Que cierto es.

Nunca olvidaré, en esos breves instantes que estuvo en mis brazos, recién nacido, "sucio" por el parto, y completamente desconcertado. Ese instante, cuando parecía que ibas a llorar, que te comenzaste a quejar, pero abriste los ojos. Me miraste y yo te miré. Y sentí ese gran amor que te dicen sentirás al verlo. Nueve meses esperando esos ojos mirándome.

Nueve meses esperando a encontrarme con el amor de mi vida. Ese que te volverá loca, en todos los sentidos. Como podría olvidar esos ojos entreabiertos, que me miraban, llenos de amor y confusión. No podré jamás.

Recuerdo la cara de miedo que puso tu padre cuando te vio, y la cara de terror cuando la enfermera le invitó a cogerte en brazos. Aun así, por supuesto te cogió. Y me imagino la emoción que debió sentir, seguramente igual que la mía. Alegría, dudas, miedo.



Recuerdo como me decían que no te tuviera tanto tiempo en brazos, que era malo, que te ibas a mal acostumbrar. Pero yo sentía que necesitaba tenerte cerca. Era incapaz de soltarte, y cuando te dejaba en la cuna me quedaba mirando como dormías, escuchando tu respiración. ¿Cómo algo que me hacía sentir tan bien, podía estar mal?

Al igual que nunca olvidaré su primera sonrisa. Aunque no recuerdo la fecha exacta, esa imagen está grabada en mi cabeza. Recuerdo la gran emoción que sentí. Una alegría tan grande, que casi me hace llorar. Nunca había vivido algo parecido.

Su sonrisa iluminaba el mundo entero. Y aún lo sigue haciendo. Por muy cabreada que esté, por muy deprimida o cansada, solo necesito ver esa sonrisa, para ver la luz. Nunca dejes de sonreír mi niño. Eres mi vida, mi razón de existir. Sin ti, nada tiene sentido.

Aunque hemos pasado momentos muy malos, espero que no los recuerdes. Con que mamá y papá lo hagan será suficiente. Tú debes de ser un niño feliz. Aun así, a veces tengo miedo de que, aunque no lo recuerdes, una parte de tu cerebro lo mantiene ahí. Espero que algún día te dejen de aterrorizar las batas blancas. Y si no, pues nosotros estaremos contigo cuando haga falta.

Recuerdo lo pequeñitos que eran sus pies y sus manitas. A veces veo fotos, y no me puedo creer que fuera tan pequeño. ¿Cómo ha pasado el tiempo tan deprisa? Recuerdo cuando te quedabas dormido en la teta, con la boca abierta, y la baba colgando. Me entraba la risa, al verte así. ¡Tan adorable!

Recuerdo... "Dori, dori"... Ejem, perdón. Tengo a Pocoyo metido en la cabeza. Y fuera de ella.. :P

Recuerdo una época que tuviste de hacerme chupetones. Sí, sí. Daba igual lo que rozara tu mejilla, brazo, mano, cara. Te girabas y desesperado comenzabas a succionar como si no hubiera un mañana. XD Esos chupetones causaron un pequeño revuelo en papá. ;)



Al igual que tu llegada. Fue una gran noticia y causo mucha sensación entre familiares y amigos, El primer nieto, el primer sobrino, el primer bis-nieto, la primera generación “Saimbrel”, y en general un miembro más entre los grupos de amigos de papá y mamá. Y por lo tanto llegaron muchos nombres, y motes. Algunos muy comunes, pero otros menos como, Link, Torrezno, Big-Al, Súper-Al, o simplemente Al. Porque llamarte Alejandro, quedaba muy serio y largo para algo tan pequeño y adorable.

Y no es que con la edad lo estés perdiendo, todo lo contrario. Cada día eres más adorable, pero también más mayor.










Recuerdo una vez, que estuviste algunas noches llorando, y no sabíamos que te pasaba. Nada te consolaba y los papás ya no sabían que hacer. Hasta que una noche se encendió la bombilla. Te pusimos en el caro, y bajamos a dar un paseo. Si, unos padres, de madrugada dando vueltas con un bebé en el carro. Lo curioso fue que no te dormiste hasta que no tuviste mi dedo entre tus manitas. ¿Menuda estampa, ¿verdad? La de cosas que hemos vivido. Cuantas dudas, cuanta incertidumbre.

Ojalá los niños nacieran con un libro de instrucciones bajo el brazo. No preocuparse por el pan, que ya lo pongo yo. Pero las instrucciones "Bebé Alejandro, guía para primerizos" nos hubieran venido genial. Ya si eso, para el siguiente ¿no? Pero el siguiente ya será el libro de instrucciones de tu hermano/a. ;)

Recuerdo muy bien los antojos que me dieron durante el embarazo. Al comienzo solo quería comer pan, o pan con macarrones. O pan con... Daba igual, la cuestión era comer pan, y luego un poquito de algo. Lo que fuera, ¡pero con Pan! Los amigos venían a traerme pan en ofrenda, XD.

Y el asco que me dio por las paellas. Luego acabamos descubriendo, que no era asco a la paella, si no al pescado. Daba igual, todo aquello, que contuviera pescado me daban ganas de vomitar. ¡Y ahora resulta que el pan te encanta! Si fuera por ti, te alimentarias solo de pan. Y no hay forma humana de hacerte comer pescado. Las pocas veces que lo has comido, han sido disfrazándolo mucho. ¿Qué curioso verdad?

Recuerdo la gran alegría que sentí al cumplir mis 27 años embarazada. Esperando a mi personita preferida, mi niño. Y compartirlo con los amigos, fue un momento precioso. Ojalá algún día pueda volver a vivirlo con un hermanito o hermanita tuya.

Y ya para terminar, que no veas como me enrollo. Recuerdo muchas cosas vividas, y muchas emociones. Otras, que vuelvo a revivir gracias a las fotos o vídeos. Y adoro verte por aquella época otra vez. Tú mismo te has visto, pero no creo que te reconozcas aún.

¿¿Y para que suelto todo esto?? Te preguntarás.


A que ya mi amorcito tiene dos años y medio. En enero hará tres y le veo tan grande, tan mayor. Que casi me da pena que haya pasado tan deprisa. Hijo mío, no crezcas tan rápido, ¡por favor!





Comentarios