Como me dijo mi psicóloga

Ir a Terapia no es para cualquiera.   A terapia solo van los valientes.   Los que quieren mejorar.   Los que quieren avanzar.   Los que quieren cambiar y romper patrones tóxicos.   Sanar viejas heridas.   Los que se atreven a mirar la mierda de dentro y a sacarla para limpiar.   Para los que abren el armario y tiran la ropa vieja, sucia y que huele a rancio.   Yo voy a ser valiente por ellos.   No fue fácil. Dolió mucho. Y no cualquiera coge ese dolor y lo acepta, lo abraza y lo transforma.   Se merecen a una madre sana, estable, que no los traumatice y los haga ir a terapia de adultos.   El camino es largo, pero vamos pasito a pasito.   Ahora que me doy cuenta de los traumas ajenos, porque ya me conozco a mí misma y se lo que no tolero. Siento pena por ellos, y por sus hijos.   Sobre todo, por sus hijos.   Porqué el que tiene un trauma y no acude a terapia, su hijo lo hará en el futuro.   Y si no va a terapia o repite patrón o se vuelve drogodependiente.   Tener hijos para darles un

Los cuatro años. Esas cosas que no se cuentan.


Los cuatro años de Superboy...

Y que cuatro años...


Todos hablan de los terribles dos. Pero nadie nos advierte de los terribles cuatro.

Tal vez sea que normalmente a los cuatro los niños son más razonables, más... yo que sé.

Pero no, al menos no es nuestro caso.

Además de que sigue con las típicas rabietas, ahora también tenemos malas contestaciones.

Las frases típicas como:



«No quiero» «hazlo tú»


Las que van para hacerte daño al corazoncito:



«Pues ya no te quiero, ya no eres mi mamá.»


O las que ya pasan de castaño oscuro:



«Te voy a pegar» «eres mala» «Si no me dejas tu varita, la voy a romper»


La frase del «ya no te quiero» por mi parte solo la he escuchado una vez. Intenté mantener la compostura, y que no notara que su frase me dolió en lo más profundo de mi ser. Entiendo que es un niño y que no sabe hasta qué punto una frase puede herir a las personas.

Me mantuve firme y le respondí:


«¿Ya no me quieres? Pues me parece muy mal, porque mamá, aunque tú te portes mal SIEMPRE te quiere.»


Quería hacerle entender, que de nada le iba a servir su chantaje psicológico. Que lo único que él quería conseguir con eso era (no hacerme daño) conseguir lo que quería. Ya ni me acuerdo de que era...

Su actitud, aunque tardó un poco, ya que su pequeño cerebro necesitaba procesar lo que había pasado, al final cambió. Me pidió perdón y me dio un abrazo. Entonces se acaba la rabieta y se puede razonar con él.

Su padre al contrario que yo, sí que lo ha oído a veces. No se lo dice a él directamente, me lo dice a mí. «Ya no quiero a papá» y aunque su padre opta por ignorar la frase, yo no puedo consentirlo.

Estamos intentando meterle ya en el papel de hermano mayor, para además de ir preparando la llegada del nuevo miembro de la familia, hacerle un poco más responsable de sus actos y sus cosas. (Ropa, juguetes, etc)


Porque el tema juguetes me trae de cabeza y lo raro es que no me haya roto una pierna. La mayoría del tiempo puedo mantener a raya los juguetes, teniendo la terraza patas arriba, y el salón «limpio». Pero cuando tengo que salir a tender, o lo que sea, voy con muchísimo cuidado mirando donde piso. Apartando juguetes a las esquinas o pegados a las paredes. Porque por mucho que pierda tiempo recogiéndolos, a los cinco minutos están otra vez tirados.

Es como si para Superboy su sitio fuera el suelo y no los cajones. Me trae loca.

Y si hablamos de las comidas, ya te cagas.



Entre comidas siempre anda con hambre y aunque le atiborramos a frutas (Fresas y uvas son sus favoritas) Cuando llega el momento de sentarse a comer o cenar, tenemos el lío montado.

Para empezar, se distrae con una mosca. Parece como si quisiera retrasar la comida todo lo posible, o si el asiento quemase. Hasta llegar a desesperarnos. y claro, su padre que tiene la paciencia mínima, enseguida se enfada.

Yo tardo un poco más, pero también acabo desesperada pidiéndole a los Dioses que se siente y coma, muchas veces amenazando con castigos, porque ya no sabemos qué hacer. Esto pasa incluso con comidas que le gustan.

Cuando ya conseguimos que comience a comer, la cosa no mejora. Come muy poco. Tenemos que andar tirando de él para que se coma incluso la mitad del plato. y no es que le sirvamos un plato de adulto. Después de «terminar» de comer, sobre 15 o 20 minutos después, lógicamente, nos dice que tiene hambre y quiere merendar. (Aquí es cuando se me ponen los ojos en blanco)



Claro, yo indignada le digo que le saco la comida que no ha terminado. Él dice que no, se pone a llorar (en uno de sus peores días) y yo firme en mis trece, continúo diciendo que, si no quiere eso, entonces tendrá que esperar a la hora de la merienda. En algunas ocasiones se resigna y espera, en otras tenemos otro motivo de llanto.

Pero en las ocasiones en las que se resigna y decide esperar, la cosa no va también como cabría esperar. Nosotros en los días que no hay colegio comemos a las 14:00h, y merendamos a las 17:00h. Pues en ese intervalo de tiempo se pasa cada 15 minutos preguntando si ya es la hora. Y yo llego a las cinco de la tarde con dolor de cabeza totalmente desesperada, deseando que meriende y me deje un rato de tranquilidad.

¡Pero JA! Una hora después de merendar, vuelve a tener hambre y quiere otra cosa. Venga, le doy otra cosa. Pero ya cuando una hora y media después te vuelve a repetir, que tiene hambre, tenemos otra porque no puede ser. Si le doy otra vez de comer, seguro que no tiene hambre para la cena. Y... que crees? Pues rabieta.

A veces desearía ser el padre, estar menos solicitada. O al menos no oír tanto la palabra «mamá». Me extraña que la palabra no se haya desgastado por el uso.



Mamá para todo, incluso lo más insignificante que él mismo puede hacer, porque sabe, pero no le apetece. Es más, cómodo intentar (porque la jugada no le sale) que lo haga mamá.

Me llama para todo:


«Mamá tengo pis»


Pues muy bien hijo. Gracias por la información, pero ves ya al baño que se te va a salir...»


«Mamá, tengo sed»


Vamos a ver hijo, estamos comiendo, y tienes el vaso con agua enfrente de tus narices. ¡Bebe sin más, por los dioses!


«Mamá, mamá, mamá... ¿Mamá? Mamaaaaaaaaaaaa, ¡¿mami?»


Al menos ahora le ha dado por cambiar un poco y me dice «Mami».

Que si, ser madre me ha traído muchas cosas buenas. Adoro y amo con locura a mi pequeño Superboy. Y cada vez que sonríe, me enamoro un poco más de él y creo que tiene la sonrisa más bonita del mundo.


Pero eso no quita que muchas veces me (nos) desespera. A veces necesito irme sola, o estar sola, oír el silencio, o mantener una conversación con personas adultas. Necesito un momento de relax que ni el baño me proporciona a no ser que corra y cierre con pestillo XD


Por no hablar de que lleva unos meses que se hace pis encima. Juega, tiene ganas, pero por no dejar de jugar se aguanta hasta que se le sale. a veces solo un poco, otras es cambio de ropa completo. Y la verdad ya no sabemos qué hacer. A veces se me ocurre que pueda ser una especie de regresión, por la llegada del bebé.

Porque, aunque esté ilusionado y cuando pasamos muchas horas sin vernos me pregunta "Mamá, ¿ya ha salido el bebé?". ¿Es posible que aun así tenga una regresión? Con este tema ya no sabemos, qué hacer, ni qué decir. No sabemos cómo gestionarlo, y estamos bastante frustrados.

Me gustaría que fuera menos desesperante, menos contestón, menos irritante. Luego vamos a casa de otras personas y la mayoría de las veces es un «buen» niño. claro que también tiene sus días malos, y la gente se extraña, pero para nosotros es lo mismo de todos los días.

Pone o quita la mesa sin rechistar, por ejemplo. Y yo lo veo así y me pregunto ¿Dónde se queda ese niño cuando llegamos a casa?

No es un niño consentido, como algún desconocido ha insinuado. Porque las rabietas en la calle ya son para darle de comer aparte. Aunque cada vez menos. Llora, grita y patalea sí. Pero no es un niño consentido. De hecho, por eso las rabietas, porque precisamente no consigue lo que quiere.

Entiendo que es pequeño y tiene que llegar a los límites, probarnos, pero me gustaría que ya entendiera hasta qué punto puede y no puede llegar. Que puede y no puede hacer. Que algunas frases hacen daño a las personas. No obstante, entiendo que es un niño de cuatro años y no le podemos pedir peras al olmo, ¿cierto?


Por lo que habrá que cargarse de mucha paciencia y esperar a que pase. ¿Por qué pasará verdad? ¿O luego vendrán otras cosas? ¿Tal vez a los seis años? ¿siete? y luego la pre adolescencia... Uff. ¡Que miedito!

Sinceramente, ahora siento más respeto si cabe por las personas que tienen dos hijos.


Tengo esperanzas, aun así, de que con la llegada del bebé 2, Superboy relaje sus rabietas. Porque si no, no sé qué va a ser de nosotros...


Comentarios

  1. Jo y yo que pensaba que à medida que iba creciendo , la cosa mejoraria , me has quitado las esperanzas con Havana , aunque solo tenga un año y pocos meses , las rabietas empiezan à aparecer y cuando no obtiene lo que quiere se tira al suelo à llorar , péro ahi se queda , la ignoramos y al rato se levantà como si nada , al ver que estamos molestos, nos da besos, puro chantaje, entonces me digo , es pequeña , no entiende , péro otras vécés me doy cuenta que lo entiende todo TODO ! Sus cerebros estan en evolucion continua , y aunque sea duro para nosotros guiarlos en sus berrinches sin perder los papeles , nos toca , de tanto repetir las cosas , algo tendra que quedar !! Digo yo no ??!
    A la hora de comer igual , se ditrae con todo ( en este momento son los ladridos del perro del vecino) y respiro y me digo paciencia .. es un bebe .. péro no .. cuando quiere no se distrae. .. cuando son sus galletitas de mantequilla 😏
    Al contrario que à ti .. Havana tiene en la boca solo la palabra papa .. y tambien es doloroso .. creéme .. ella ama su papa ... mama solo es para comer , enfermedades , lo mas aburrido vaya ,se baja de su cama y va à despertarlo à besos !! si papa se va al baño ? Llora , à trabajar ? Llora, quiere jugar? Papa , .. y papa papa papa papa todoooo el dia .. le pido un beso y va à darselo à papa .. y me quedo mirandola con cara de coño , yo te pari !! No el !!!
    Al final seguro que los amamos con locura , péro es duro y mas cuando no se puede razonar con ellos .. tal vez à los 5?? Ô bien con la llegada de SuperBaby ? ..
    Mantennos informados ! ! Y ole tus ovarios ! ! 😉😉😉😉😘😘😘

    ResponderEliminar
  2. Ay amiga!!! Gracias mil por por pasarte por aquí. Me alegro mucho de tenerte en este rincón!! Supongo que hagan lo que hagan nos duele. Y si, creo que aunque son pequeños entienden y necesitan unos limites. Yo antes repetía y repetía y pensaba, "jo, no lo entiende, estoy perdiendo el tiempo" Pero no! Se les queda. Al menos en lo mas profundo de su subconsciente se queda y al final lo hacen y sientes un gran alivio y orgullo. Tampoco te alarmes, quizá a la pequeña Havana no le pase lo mismo, y a sus cuatro años sea totalmente diferente. Ánimo con lo del papá, siempre queremos lo que no tenemos! jajaja Pero aún así ella te ama muchísimo, eso seguro! Eres su mamá. A lo mejor la llegada del Superbaby crea un equilibrio en nuestras vidas, o nos termina de volver locos... jajajaja Un super abrazo para los tres!! Estoy deseando volver a veros.

    ResponderEliminar
  3. Tantas cosas que nunca nos cuentan a las mamás verda/
    Bonito tema y muy real. Hay que dar mucho apoyo a las madres en esta etapa en que no entienden muchas veces los comportamientos de su niño y llegan a un nivel de estrés muy grande.
    Hay muchas terribles crisis que afrontan los niños en su desarrollo. El camino no es facil.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  4. Muy cierto! Por suerte, cada vez hay más madres que hablan de ello.... Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo muy fuerte!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario