Como me dijo mi psicóloga

Ir a Terapia no es para cualquiera.   A terapia solo van los valientes.   Los que quieren mejorar.   Los que quieren avanzar.   Los que quieren cambiar y romper patrones tóxicos.   Sanar viejas heridas.   Los que se atreven a mirar la mierda de dentro y a sacarla para limpiar.   Para los que abren el armario y tiran la ropa vieja, sucia y que huele a rancio.   Yo voy a ser valiente por ellos.   No fue fácil. Dolió mucho. Y no cualquiera coge ese dolor y lo acepta, lo abraza y lo transforma.   Se merecen a una madre sana, estable, que no los traumatice y los haga ir a terapia de adultos.   El camino es largo, pero vamos pasito a pasito.   Ahora que me doy cuenta de los traumas ajenos, porque ya me conozco a mí misma y se lo que no tolero. Siento pena por ellos, y por sus hijos.   Sobre todo, por sus hijos.   Porqué el que tiene un trauma y no acude a terapia, su hijo lo hará en el futuro.   Y si no va a terapia o repite patrón o se vuelve drogodependiente.   Tener hijos para darles un

De mi niña interior, para mi madre Tóxica.



Me costó entender. 


Pero entendí.  

 
 Que no puedo salvarte. 

 
 Ojalá ser superhéroe.  

 
 Pero no lo soy. 

 
 No tengo ese poder.  

 
 Porqué cada vez que lo intentaba me perdía un poquito a mí misma. 

 
 Porque tampoco me correspondía. 

 
 Era una niña. 

  

Una adolescente. 

  

Que necesitaba tu amor incondicional.  

 
 Pero obtuvo amor condicionado. 

 

 Necesitaba Tu protección. 

 
 Pero ahora sé que no podías. 

 
 Porqué seguramente también fuiste una niña herida. 

 
 Una mujer que sufría. 

 
 Sufría sin saber de dónde venía el dolor. 

 
 Ese dolor me lo pasaste, tal vez sin pretenderlo. 

 
 Y aquí lo tengo.  

 
 Y pesa tanto... 

 
 Pesa mucho. Demasiado. 

  

Y pesa más, por qué no quiero pasárselo a mis hijos. 

 
 Quiero que aquí acabe el dolor.

 

Conmigo acaba todo.

 
 ¿Cuántas generaciones llevan pasando este dolor de madres a hijas? 

 
 ¿De padres a hijos? 

 
 Quiero que mis hijos crezcan libres de cargas emocionales. 

 
 Quiero que sientan que son amados. Que los amo incondicionalmente. 

 
 Que los protejo. 


Que por mucho que me enfade, o discutamos, los sigo amando. 


Que nada de lo que hagan puede cambiar ese amor. 


Ni hacer que disminuya. 
 

Que pueden crecer siendo niños inocentes.  

 
 Niños frágiles. Niños que muestran sus sentimientos.


Sentimientos válidos.

 
 Niños que van a los brazos de sus padres a llorar cuando se sienten desbordados. 

 
 Niños con miedo de monstruos, pero a salvo en brazos de mamá y papá. 

 
 Voy a darles todo el amor que yo no sentí. 

 
 Voy a curar estás heridas.  

 
 Tuyas y mías.  

 
 Voy a soltar este escudo protector.  

 
 Ya pesa demasiado.  

 
 Cada día es más difícil cargarlo. 

 
 Estoy cansada. Agotada. 

 
 No quiero más este escudo protector. 

 
 Me queda demasiado grande. A juego de una armadura pequeña. 

 
 Y no deja entrar todo el amor que merezco y que me quieren dar. 

 
 Seré amiga de mis demonios, iremos de la mano.  

 
 Para que dejen de atormentarme por las noches. 

  

Para poder confiar. Para dejar de sabotear mis relaciones. 

 
 Voy a salvarme.  

 
 ¿Tu querrías salvarte? 

 
 Sé que podrías. 

 
 Aunque duele no te voy a engañar.  

 
 Duele mucho. 



Comentarios