Me tengo que callar.
Si mi boca hablara, a muchos no les gustaría oír lo que mi boca calla.
Me pongo un freno, a pesar de saber cual es el problema en sus vidas.
He aprendido que a muchos les gusta su miseria.
Les gusta vivir siendo victimas.
Les gusta recibir consejos, pero no llevarlos a termino.
Les gusta recibir tu empatía y compasión.
Esperan que les resuelvas la vida con tus palabras.
Pero no tomar el camino para empezar a cambiar sus vidas.
Vivir constantemente como enfermos crónicos.
No pretendo generalizar.
Solo deseo describir lo que veo en mi entorno.
Si se conocieran un poquito, si supieran sobre ellos.
Sabrían que la vida que llevan los enferma,
Problemas hormonales, perdida de pelo, problemas en la piel, dolores articulares y musculares.
Lo sé porque me conozco.
Lo sé porque me ocurría y me ocurre.
El estrés por una vida de miserias. De aguantar cosas que no se deben aguantar.
De perdonar a gente imperdonable. De vivir en constante alerta, con miedo.
¿Miedo a qué?
A que esa amiga no te quiera. Miedo a que tu marido te engañe y/o te abandone.
Miedo a que tus hijos no sean felices.
Miedo a fallar. Miedo a no ser suficiente. Miedo.
Insatisfacción de no ser quien quieres ser.
De no hacer lo que quieres hacer. Miedo al juicio de otros. Miedo al que dirán.
Y me tengo que callar, porque no soy salvadora de nadie.
He comprendido que cada uno lleva su propio proceso de cambio.
Y si no cambia su miseria es suya. No mía.
Ellos son los que tienen los problemas, y las herramientas para cambiar.
Deja de dar consejos que no te piden.
Ellos solo quieren soltar su mierda.
Escucha, pero no seas un basurero. No es tu mierda. No la recojas, no te la lleves.
Pero escucha si lo necesitan.
Y tu, que me miras deseando contarme lo mal que lo estas pasando.
Pero yo estoy leyendo un libro y solo digo "hola" con una sonrisa, mientras sigo leyendo mi libro.
Ahora lo comprendo todo.
Se que me miras deseando que te pregunte como estas.
Para empezar a contarme lo mal que te trata la vida.
Lo sé. No te tengo que preguntar. Lo sé. Pero no dices nada. Esperas a que yo deje mi libro y te escuche.
Pero no dices nada y me dejas leer mi libro. Te lo agradezco.
Te preguntarás si yo no tengo ganas de contarte mis miserias.
La verdad es que no.
También he aprendido a quien contarle mis problemas y a quien no.
A quien se los cuento y le importa de verdad, y quien me escucha solo para poder cotillear con otras.
Otra razón de no necesitar contarte, es que mis problemas los descargo en terapia.
Esa terapia que me ha dado herramientas para cambiar, mis pensamientos y mis patrones.
La terapia que me ha ayudado a poder desvincularme de gente que necesita ir a terapia.
Pero no acude y acaban dañando a otros.
Solo te daré un ultimo consejo. El más sincero y el único consejo que jamás volveré a dar a nadie; y es:
Ve a Terapia.
Te salvas la vida.
Comentarios
Publicar un comentario