Como me dijo mi psicóloga

Ir a Terapia no es para cualquiera.   A terapia solo van los valientes.   Los que quieren mejorar.   Los que quieren avanzar.   Los que quieren cambiar y romper patrones tóxicos.   Sanar viejas heridas.   Los que se atreven a mirar la mierda de dentro y a sacarla para limpiar.   Para los que abren el armario y tiran la ropa vieja, sucia y que huele a rancio.   Yo voy a ser valiente por ellos.   No fue fácil. Dolió mucho. Y no cualquiera coge ese dolor y lo acepta, lo abraza y lo transforma.   Se merecen a una madre sana, estable, que no los traumatice y los haga ir a terapia de adultos.   El camino es largo, pero vamos pasito a pasito.   Ahora que me doy cuenta de los traumas ajenos, porque ya me conozco a mí misma y se lo que no tolero. Siento pena por ellos, y por sus hijos.   Sobre todo, por sus hijos.   Porqué el que tiene un trauma y no acude a terapia, su hijo lo hará en el futuro.   Y si no va a terapia o repite patrón o se vuelve drogodependiente.   Tener hijos para darles un

Soy madre y no, No entiendo nada.



Siempre nos dicen cuando somos pequeñ@s “cuando tengas hijos lo entenderás".  

  

Pero hace casi 9 años que soy madre y sigo sin entender.  

  

No entiendo porque dejaron que viera lo que vi. Que viviera lo que viví. Que me sintiera como me sentí.  

 
 

Porque no podía sentirme segura y a salvo con las personas que estaban a cargo de mí.  

Porque crecí esperando que alguien viniera a salvarme de todo eso.   

Porque siempre tuve la esperanza de que esa no era mi familia. Que era adoptada o que se habían confundido en el hospital, y que mis verdaderos padres que, si me iban a hacer sentir querida y protegida, vendrían a por mí. Que me encontrarían y me pondrían a salvo.   

 
 

Que a lo mejor mi “padre” se arrepintió de abandonarme y me estaba buscando. Para quererme y sacarme de todo aquello.  

 
 

Nunca pasó.  

 
 

Lo que si pasó es que me hice mayor. Y yo misma salí de ahí. Cenicienta se salvó solita, no vino ningún príncipe. Yo soy mi salvadora. Y me salvé.   

 
 

Crecer en una familia toxica no ha sido fácil. Un niño no elige en que familia crece. Ni mucho menos como lo educan. Mi mente no recuerda mucho, así he sobrevivido. Pero esa mierda sigue ahí, y me ha hecho unirme a gente que no me ha querido bien, y que yo no he querido bien.  

  
  

  

Creía que se podía hacer cambiar a la gente si les demostrabas amor. Si estabas ahí para lo que necesitaran. Pero ese tipo de personas no quieren amor. Solo quieren control. Llevarte por el sendero que ellos quieren. Que seas tú la que cambie para su propio beneficio. Me entregué tanto que me perdí a mi misma.   

  
Tal vez solo es un estúpido intento de salvarla a ella a través de otros. Mi subconsciente pensando que, si cambio a otras personas, seré capaz de cambiarla a ella.  

Pero ahora gracias a la terapia, sé que eso nunca va a pasar. Una persona con tendencias narcisistas, jamás cambia. 

 
 

Sentía tanto vacío en mi corazón que me perdía en las personas para que me quisieran. Pero nunca me querían como yo lo necesitaba. Siempre he acabado cambiando yo.  

  
  

Me abandonó mi padre, me abandonó mi madre y me abandono yo misma cada vez que le entrego a cualquier persona todo mi ser, hasta que sacan todo lo que tengo y se cansan.  Se iban y me quedaba sumida en pensamientos de no saber por qué yo no era suficiente para esa persona. 

 
 

He tenido que superar muchas mierdas de lo poco que recuerdo de mi infancia. Y aunque me encuentro mejor, sigo en ello. Porque esto no es cuestión de unos meses. 

Miedo a los hombres, por culpa de uno que me pegaba borracho.  

Cada vez que huelo el olor de la cerveza en otro hombre, o simplemente un local que huele a cerveza porque se haya derramado, me entra un ataque de pánico, náuseas, y unas ganas de salir corriendo de donde este ese olor.  

 
 

Miedo a ser abandonada por todo el mundo.  

Eso me ha hecho intentar con todo lo que yo pudiera hacer, satisfacer a la persona para que no me dejara. Y no me importaba abandonarme a misma, mis necesidades, mis deseos.  

 
 

Miedo al qué dirán. A lo que piensan otros de mi. Miedo a lo que proyecto en otras personas. A como me ven.  

Esto me ha hecho intentar controlar todo lo que hago y lo que digo a otros. Y enfrentarme a las personas que han ido hablando mal de mi a mis espaldas con mentiras. He desgastado mucho tiempo y energía tratando de desmentir lo que hablaban de , pensando que eran personas que no me conocían y se equivocaban. Pero han resultado ser personas que lo hacían con toda su mala intención, y buscaban un enfrentamiento conmigo. Para yo quedar de loca. Eso también se ha terminado. Ya no reacciono a nada. Que digan y piensen lo que quieran.  

Quien me conoce sabe que no es verdad. Y si dudan saben que pueden venir a preguntarme.  

 
 

Intentar controlarlo todo al final provoca que pierdas el control. Porque hay cosas que es imposible controlar. Y tienes que soltar. 

 
 

Y soy consciente de que todavía tengo mucho que soltar. Hay cosas enterradas en mi cerebro. Cosas que mi niña interior tiene miedo de sacar, por miedo a no poder superarlas. Pero lo haré. He sobrevivido 35 años de mi existencia. Y, sobre todo, NO ESTOY SOLA.  

 
 

SE QUE NO ESTOY SOLA.  

 



 

Y sea lo que sea que vaya saliendo, sé que podré superarlo con la compañía de la gente que me quiere de verdad. Esa gente que, hundida en el pozo de mi propia desesperación, me han dado palabras de ánimo y cariño. Han esperado pacientemente sentadas a mi lado hasta que he conseguido articular las palabras, que no podía sin echarme a llorar. Que han respetado mi tiempo de soledad. 

 
 

Que me han dicho "cuando creas que no puedes más, llámame. Aunque sean las 4 de la madrugada." 

A todos ellos gracias por la paciencia, la comprensión, la empatía, las horas de escucharme, por no decirme que no llore, por no decirme que exagero, por no decir que soy una dramática, o una exagerada, gracias por no decirme que soy muy sensible, gracias. 

 
 

Seguimos adelante. 


Comentarios